Desde hace varias
semanas y buscando aprender sobre algo que desconozco, como casi todos en el
País y en el mundo, he venido colectando datos de diferentes fuentes y leyendo
varios documentos, evitando las redes y, debo reconocer también, evitando
escuchar a los voceros comprometidos con las acciones que se han implementado,
lo que puede haber sesgado en parte mi criterio sobre “qué hacer en medio de la
crisis”. He querido ahora consignar aquí conclusiones y comentarios que, como
siempre, son personales.
Estamos viviendo la
primera de varias olas, asumiendo el escenario de que una cura no sea posible
en un tiempo corto. Esta vendrá dividida en tres (o hasta en cuatro) momentos
que podrían ser tan cercanos e intensos como la estrategia para enfrentarlas lo
permita. El momento uno es la crisis sanitaria, inicio de la ola y que ya la
está viviendo el País y a la que Tungurahua y Ambato han entrado más tarde, al
momento de esta publicación, todas las provincias y el 63% de cantones del País
tiene al menos un infectado, 67% de provincias tienen al menos un fallecido con
diagnóstico de Covit; el momento dos será una crisis política reflejada en el
desgaste de la imagen de muchos de los líderes políticos y autoridades electas
o designadas (ya lo viven varios cantones grandes y pequeños), vendrá
acompañada del que podría ser el momento cuatro, una crisis de seguridad, muy
probable que Guayaquil y sectores de Quito la sufran; el momento tres es la
crisis económica que golpeará a los grandes y muy probablemente pulverizara a
los medianos y pequeños empresarios, aunque parezca extraño, los informales
serán muy golpeados mientras dure la crisis sanitaria (razón por la que hay que
ayudarles desde el estado local) pero serán también los primeros en recuperarse
cuando la ola pase.
Con ese antecedente,
estimo, para una discusión primera, plantear cinco acciones a implementar de
manera inmediata (sí, he incluido una más) y a fortalecerlas con esa misma
premura, más si como anticipan los expertos, luego de la pandemia, no vendrá
una recuperación sino un cambio cultural mundial.
1. Construcción de un
sistema local de información con el objetivo de contar con cifras pertinentes,
oportunas y confiables.
2. Ayuda condicionada
a la población en riesgo económico y sanitario.
3. Fortalecimiento de
redes de comercio de proximidad para sostener la salud de la población y la
economía local.
4. Intensificar el
aislamiento social.
5. Prepararnos para “volver
a la normalidad”.
1.
Construcción de un sistema local de
información con el objetivo de contar con cifras pertinentes, oportunas y
confiables.
¾ Sin cifras cualquier camino que
escojamos nos llevará a “ninguna parte”, ojo, no digo que no existan, solo
propongo conformar un equipo de expertos, escogidos del personal con el que ya cuenta
la institucionalidad pública, esto para evitar costos y tardanzas, ellos deberían
construir un Sistema de Información de la ciudad y la provincia, captando
información de fuentes existentes y de los registros nacionales que actualizan
permanentemente, uno de ellos es el REVIT (Registro Civil e INEC) y los
formularios electrónicos de defunciones y las llamadas que recibe el ECU 911
(entre otros).
¾ Implementar una línea telefónica, app
o formulario electrónico (o los tres) donde la ciudadanía informe de casos
sospechosos, fallecimientos en casa y otros; debe estar atado a un servicio de
ayuda que ofrezca, a mi criterio el municipio por su competencia en la ciudad (ver
el punto 2 de este documento). La información debe estar georreferenciada o al
menos ubicada con direcciones para poder monitorear los territorios urbanos en
búsqueda de focos de contagio e implementar acciones correctivas o preventivas
(ver punto cuatro de este documento), hay que activar la organización barrial y
la economía de proximidad.
¾ Colectar información (por medios
electrónicos) de personas que vivan solas, personas de la tercera edad y otras
en condiciones de riesgo para realizar un seguimiento de sus casos. Mientras
dure el teletrabajo se puede destinar a personal de las instituciones de la
ciudad a esa tarea, quienes lo harían desde sus casas, nuevamente el barrio
activado.
¾ Colectar información de proveedores
locales de alimentos (ver punto 3 de este documento) urbanos y sobre todo
rurales, en especial de economías familiares y comunitarias y sobre todo de las
Pymes locales (sin descartar a los grandes), para acercarlos a las redes de
comercio que deben funcionar durante la crisis (ver punto 3 de este documento).
2. Ayuda condicionada a la población en riesgo económico y sanitario
¾ La mayoría de apoyos que he visto en
medios nacionales y locales están orientados a apoyar a población en
condiciones de pobreza (lo cual debe hacerse de manera permanente y no solo en
esta coyuntura), pocas están enfocadas en la población dependiente de su
ingreso diario (informales y cuentapropistas), a las que hay que extenderles un
salvavidas en estos días, para ellos hay que pensar incluso en dotarles de
alimentos (no de transferencias monetarias) que provengan de productores
locales (economía de proximidad), logrando que la dinámica comercial propia de
la ciudad se mantenga aunque sea en niveles mínimos.
¾ Estas ayudas deben estar
condicionadas a la permanencia dentro de sus casas y al abandono de las calles
de la ciudad mientras dure la pandemia, considero importante incluir un pequeño
impreso con instrucciones sobre cómo actuar mientras dure la emergencia
(higiene, aislamiento social, números de emergencia y otra que se considere
conveniente)
¾ La ayuda alimentaria debería ser de
una canasta de alimentos (lo básico y local) calculada para 4 personas por 15
días, así se evita la sobrecarga de trabajo en su reparto.
3. Fortalecimiento de redes de comercio de proximidad para una economía de
la reciprocidad
¾ El mayor porcentaje del comercio (sino
la totalidad) en la ciudad, durante la emergencia en sus tres momentos, debe
provenir de productores locales, incluso el que realizan las grandes cadenas de
supermercados, con el fin de apoyar la economía de nuestros productores (que en
último término es la economía de Tungurahua) y de evitar el flujo de personas
que traigan o lleven contaminación. Si es necesario comprar alimentos para
apoyar a informales y cuentapropistas dependientes de su ingreso diario hay que
comprarlo, a productores locales, lo que no se produce en la provincia no se
compra.
¾ Fortalecer a las tiendas de barrio
como centros de abasto del vecindario, para ellas definir un protocolo (no de palabras,
sino de hechos concretos y rápidos), recomendarles medidas sanitarias y formas
de atender a sus clientes, por ejemplo, uso de whatsaap para realizar pedidos y
uso de medios de pago electrónicos. Con la población en riesgo identificada a
nivel de barrio o de cuadra desde allí se puede proveer. Igual recomendación
para proveedores de gas, panaderías, farmacias y otros comercios esenciales.
¾ Establecer un mercado virtual de
productos locales, dónde se encuentren proveedores de productos y de servicios
con compradores en tiempo real. A este se podrían juntar las tiendas de barrio
como compradores. Incluso se podría buscar financiamientos de cooperativas
locales que seguro deben tener afectadas sus colocaciones, pronto pago a
proveedores y crédito de siete días al tendero, todo por medios electrónicos.
4. Intensificar el aislamiento social
¾ Ninguna oficina administrativa ni
pública, ni privada debe estar en trabajo presencial ni total ni parcialmente; así
dejamos espacio para que se movilicen las actividades operativas esenciales con
el mínimo de personal posible.
¾ Jornadas de trabajo de sectores
sensibles, en la medida que sea posible, un día sí y otro no; quizás las
empresas públicas pueden organizarse de manera que mantengan un número reducido
de personal trabajando en el mismo espacio. Muchos de quienes enfrentan la
emergencia se convierten en los primeros contagiados y en vectores propagadores.
¾ Si se detecta algún sector de la
ciudad con alta presencia o posibilidad de contagio, se deben implementan
acciones concretas (pre establecidas) en ese barrio o en esa cuadra e incluso
en un edificio determinado (ayuda y control), principio del barrio activado con
principios de solidaridad y reciprocidad.
¾ Contacto cercano y permanente con
líderes barriales, a través de medios electrónicos y video conferencias,
planificación de acciones conjuntas y ejecutarlas.
5. Prepararnos para “volver a la normalidad”
¾ Retomar las actividades como si no ha
pasado nada tiene riesgo y puede provocar un nuevo brote, en especial donde no
ha existido presencia importante de contagios, hay que planificar el retorno
priorizando en esos momentos la salud y la economía. Será importante que Ambato
y Tungurahua vuelvan al comercio y la manufactura como es su característica.
¾ Lo que pueda esperar un poco, lo
administrativo, la educación, algunos servicios que se puedan dar desde las
casas deben seguir en teletrabajo, una opción es marcar durante algunas semanas
días alternados para tele trabajar, incluso en el sector público.
¾ Es importante revisar algunos
componentes de gasto de los presupuestos de los hogares, para mantenerlos en
niveles bajos (arriendos), diferirlos (pagos de préstamos, hipotecas, gastos de
salud) e incluso bajarlos (educación privada en todos sus niveles).
Seguro quien lea este post tendrá mil ideas más, ahora hay que expresarlas para multiplicarlas en beneficio de todos.