viernes, 19 de octubre de 2018

Fuente Ovejuna

En la actualidad, las redes sociales se han convertido en parte de la vida diaria, tanto que muchos de nosotros no concebimos la posibilidad de salir de casa sin el celular y destinamos una parte importante del presupuesto personal o familiar para comprar el teléfono inteligente que nos permita mantenernos conectados y atentos a lo que sucede o al menos a lo que las redes nos muestran. Fueron ellas las que le contaron al país sobre el irracional suceso del martes 16 de octubre de 2018 en Posorja.
La novedad posterior al hecho dantesco de la muerte de tres personas fue la información oficial de la Policía Nacional mencionando que no se trató de secuestradores de niños y que aquellas infortunadas personas eran (al parecer) delincuentes comunes, detenidos por robar precisamente un par de celulares, a la turba la provocó la información falsa que se mueve por las redes y que terminó enardeciendo al populacho desconfiado de las instituciones del Estado.
Aunque explicar cómo o por qué es complejo y ajeno a las intenciones de esta publicación, quiero aportar con algunas cifras que si bien no se refieren al lugar y la fecha del hecho de Posorja, muestran la manera como el ecuatoriano utiliza sus redes sociales y comparte información. Los datos que menciono a continuación fueron levantados con fines analíticos dentro de una Encuesta de Opinión a Hogares de la ciudad de Quito en agosto de 2018, trabajo que lo realizamos junto a un equipo de especialistas con los que a menudo estamos relevando información sobre diferentes temas de interés.
Antes de empezar recordemos que el INEC en su reporte de diciembre de 2017 anunció que 9 de cada 10 hogares a nivel nacional, tienen -al menos - un teléfono celular activado, que 7 de cada 10 personas en el área urbana del país han usado internet en los últimos 12 meses, y que existe un importante incremento en la tenencia de celular inteligente (Smartphone), el 62,7%  de las personas en edades entre 25 y 34 años tiene uno. 
Con la Encuesta de Opinión encontramos que 9 de cada 10 quiteños posee al menos una red social, siendo WhatsApp (98%) y Facebook (97%) aquellas con mayor cantidad usuarios, mientras que en Twitter apenas está el 40% de quienes tienen al menos una red social.
Pero el hallazgo más significativo es que los quiteños (y quizás los ecuatorianos) a pesar de no confiar en la información que encuentran en redes sociales, la comparten sin verificar si es real o proviene de una fuente oficial, tal como lo muestra el hecho que el 59% de los quiteños declara que confía poco o nada en la información que encuentra en redes, 6 de cada 10 comparte la que encontró o recibe y una proporción similar lo hace sin verificar la procedencia (cuando son personas interesadas en la política, esa proporción crece, ojo por quien votan y cuánto le creen a su candidato).
Por otro lado,  el estudio recientemente publicado por Vosoughi, Roy y Aral llamado “The spread of true and false news online” (difusión de noticias verdaderas y falsas en línea) y que es el resultado del análisis de 126.000 afirmaciones difundidas en Twitter entre 2006 y 2017 concluye que las mentiras se dispersan rápidamente porque provocan respuestas de temor, indignación o sorpresa; además, demuestra que la información falsa se difunde significativamente “más lejos, más rápido, con mayor profundidad y más ampliamente que la información auténtica”.
Vosoughi, Roy y Aral, mencionan también que la información falsa recibe un 70% más retuits que las verdaderas, esta actividad es mayor en usuarios de Twitter con pocos seguidores y con cuentas relativamente nuevas y no tanto por cuentas robot (bots), es decir, somos las personas quienes provocamos -en mayor medida - la difusión de información distorsionada o falsa.
Como conclusión planteo esta interrogante ¿qué tanto tuvimos que ver usted y yo en los hechos terribles de Posorja? Al parecer mucho pues sin saberlo nos comportamos como Fuente Ovejuna.

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