jueves, 20 de octubre de 2011

Por la ruta de la eficiencia.

Entre septiembre y octubre de 2011, por esas cosas de la vida me vi obligado a renovar, al mismo tiempo, algunos de mis documentos personales. Exactamente mi licencia, pasaporte y tarjeta de crédito, no tendría novedad alguna a no ser por  algunas diferencias (y coincidencias también) al tramitar las renovaciones, diferencias reflejadas principalmente en los tiempos que demoraron, así: Pasaporte 20 minutos; Licencia 25 minutos (la última vez fueron un par de días) y la tarjeta un poco más de una hora (solo retirar el documento ya emitido).

La experiencia vivida me hace reflexionar sobre el concepto, tan usado, de eficiencia y sobre todo al evidenciar como los intereses institucionales/empresariales matizan el “ser eficientes”. Los resumo: en Licencia y Pasaporte (público) un trámite ágil, sin trabas, automatizado en buena parte y pensado fundamentalmente en disminuir tiempos de espera y evitar las viejas colas, pero con funcionarios que al parecer tienen cómodas cargas de trabajo y que en algunos casos no parecen capacitados para la tarea asignada; en la tarjeta de crédito (privado) me atiende un solo empleado que hacía o mejor, que intentaba hacer tres cosas a la vez, de seguro el Banco decidió ahorrarse uno que otro sueldo asignándole más cosas de las que puede hacer. Si Bien, al final todos cumplen su objetivo y lo hacen en un tiempo aceptable, siento que ninguno lo hace “eficientemente”.

Explico (o por lo menos lo intento): cuando una institución ha llegado a cumplir con sus objetivos y ha desarrollado un determinado nivel de gestión, creo que es el momento de trabajar de un modo distinto, de implementar otros parámetros y guías a seguir. Allí propongo 3 conceptos desde mi discurso personal, que estimo deberían desarrollarse en lo público (y también en lo privado):

     1.       Economía de Esfuerzo (no trabajar menos, trabajar mejor!!!)
a.   Automatizar todos los procesos que sean susceptibles de hacerlo.- así se disminuyen tiempos, se estandarizan procesos y servicios, se generan otras “economías” (de tiempo, de recursos), se eliminan tareas y se evitan costos innecesarios por repetidos.
b.      Desarrollar empatía con el usuario para conocer su necesidad y como la cubre. Mi consejo: huir creativamente de la carga administrativa pero sin perder de vista la satisfacción del usuario/Cliente, para ello la receta es generar servicios de acceso libre y universal, que sean gratuitos e incorporen (aunque no de forma exclusiva) canales web, redes sociales y lo que vaya llegando de TIC´s.
     2.       Enfocarse en la rentabilidad (No siempre medida en unidades monetarias)
a.      Basar la gestión en las personas, generar y exigir capacidad (también compromiso, disciplina y sacrificio); rodearse de los mejores – reclutar, capacitar, evaluar, promover -.
b.      Generar valor agregado en cada idea, proyecto, proceso o actividad; no solo producir más, hacerlo mejor y hacerlo útil (que se utilice); contar con áreas de apoyo y administrativas livianas y capaces; especializar el recurso humano; sustituir la coordinación por acción.
     3.       Gastar con Criterio (Decidir con información).
a.    Asignar un costo a cada actividad, a cada proceso, a cada unidad de negocio. Así podremos eliminar costos innecesarios al tiempo de ajustar las planificaciones futuras.
b.    Invertir en base a análisis de costo de oportunidad y de calidad de gasto.

Seguro a Ud. se le ocurrirán algunos aspectos y recomendaciones adicionales, pero también coincidirá conmigo en que es necesario pensar que es responsable transformar a las instituciones/empresas en entes eficientes, donde labore gente capaz y capacitada, con espíritu de servicio, que entregue productos y servicios útiles y al alcance de todos.....que más sugeriría Ud.

miércoles, 5 de octubre de 2011

“Bono Demográfico” reto u oportunidad?

Pensemos en lo siguiente: desde la mirada económica una persona en edad de trabajar produce (o debería producir) una cantidad mayor de bienes y servicios que los que consume, en cambio una persona que está en una edad de menor productividad -niños y adultos mayores-  consumirá una cantidad mayor de bienes o servicios que los que estaría en capacidad de producir, incluso en determinados momentos de su vida dependerá completamente de otras personas.


Igual comportamiento tiene un conjunto de personas (población) agrupados por esas edades. Revisemos el caso ecuatoriano y con solo mirar los datos que aporta el censo 2010 podemos encontrar rastros del inicio formal de un cambio demográfico marcado por el incremento de la población en edad productiva o edad de trabajar (15 a 64 años) hoy en el 62,2% del total (cercana  a dos tercios) y motivado por el descenso de la tasa de fecundidad (6,0 en 1970; 3,1 en 2001 y 2,4 en 2010) e incremento en la esperanza de vida al nacer (75 años), y que se traduce en una disminución de la “carga” por dependencia infantil y de adulto mayor.

Si buscamos estimaciones de la CEPAL tendremos que este proceso, para el Ecuador, esta marcado por los años 2008, 2025 y 2048; así: entre 2008 y 2025 el País da inicio a lo que se conoce como “bono demográfico” o “ventana de oportunidad demográfica”, mientras que entre 2025 y 2048 entrará una etapa  madura del bono para pasar luego a un consecuente incremento de la proporción de población dependiente (por envejecimiento del conjunto de personas hoy jóvenes o adultas).

Ahora bien, a pesar de denominarse  “Bono” esta etapa plantea al país y al tomador de decisiones (insisto: público y privado) más retos que oportunidades, lo explico:

En la primera etapa ( Aprox. 2008 a 2025) el país debería pensar en: a) inversión en educación y capacitación para el empleo/emprendimiento (la tasa de asistencia al bachillerato ha subido de 26,9% en 2001 a 53,9% en 2010 y debe mejorar al igual que en calidad); b) inversión y fomento de empresas de alto valor agregado para con ello motivar un ciclo ingreso-ahorro-inversión (del individuo-familia-estado); c) incentivo de oportunidades laborales para una creciente población joven (y si hacemos bien la tarea a. también sera educada y altamente calificada); d) generar un ambiente económico y social estable; y e) construir un modelo solido de seguridad social que incluya ahorro-inversión (pública y privada).

En la segunda etapa (Aprox. de 2025 a 2048) el reto será a) establecer, potenciar y mejorar mecanismos que financien a futuro (vía inversión) el consumo de las personas en edades menos productivas (el número de adultos mayores tendrá una creciente participación frente al total de la población), acá hay que incluir lo necesario para el apoyo estatal de personas en condiciones desfavorables;  b) fortalecer el modelo de seguridad social (público y privado), y c) construir modelos de fomento y apoyo de la calidad de vida para una población creciente de adultos mayores que serán miembros de hogares y familias cada vez más pequeñas (repensar las redes sociales que habita el adulto mayor y que eventualmente podrían remplazar a la familia).

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Resumen de la presentación del libro "Los Guerrero, Genealogía i Bitácora".

Ambato, viernes 22 de febrero de 2019 Teatro del Centro Cultural Eugenia Mera