martes, 23 de marzo de 2021

Liliput o el Reino de Langle

Liliput es un reino mágico, cuyo territorio abarca los dos islotes que se encuentran en medio de la Laguna de Tsuish Kucha, los que en los mapas oficiales se marcan con los nombres de Yeroví y Wolf y aparecen apenas separados por el Canal de Ensueño donde funciona un puente marítimo similar al de Itabaca que junta Baltra y Santacruz en las Encantadas, islas con las que Liliput comparte la habilidad de aparecer y desaparecer.

Wolf es territorio rústico, sus 41 hectáreas se encuentran tapizadas de pequeñas piedritas volcánicas que desde lo alto se esconden bajo el amarillo característicos de las flores de columellias que saturan el islote y lo pintan de ese color. Quienes llegan a Liliput primero deben pasar por Wolf y recorrerla, entre subidas y bajadas, por una vía que la cruza por su diámetro.

Yeroví que es la isla más chica, apenas mide 27 hectáreas, la tercera parte de ellas está poblada y cubierta de casas de un solo piso, la mayoría son grises con techos blancos, rojos o azules, todas dispuestas de manera concéntrica con su Cusco en el Palacio de Langle. Cuatro calles dividen y se desprenden de la Villa, simulando cuatro radios de bicicleta a manera del Qhapac ñan adentrándose en cada suyu. Son calles limpias y coloridas que por las mañanas se barren con escobillas de tillín y se adornan con coralitos, tzimbalos (que desaparecen porque la gente se los come), ashpa coral y achupallas.

A los liliputienses les gusta bañarse con la chilca (Baccharis latifolia) que traen del Teodoro Wolf, arbusto al que le atribuyen cualidades curativas y antiinflamatorias, pero que en la práctica ha ocasionado que adquieran ese particular tono verduzco propio de la piel de los liliputienses y que llama la atención de los escasos visitantes que se ha permitido llegar, pero tan valorado entre los locales que cuando un niño recupera el color propio, le dan a beber ñachag y le bañan con chilca varias veces al día.

El primer hombre del reino es su gobernante, Don Luis Adolfo I, Canciller de Todos los Reinos, Comandante Supremo de los hombres libres de Liliput, Rey Vitalicio y último Vizconde de Langle, hombre lucido, vivaz y acertivo, al que el pueblo en su infinita sabiduría (y a sus espaldas) le ha puesto el mote de Luchito “El Bondadoso”.

El Vizconde habla con humildad pues la adoptó como norma de vida suya y de todo aquel que habite Liliput, tan comprometido está con ello que a quien da muestras de ensoberbecimiento, altanería, jactancia, o vanidad, lo acoge bajo su cuidado para con la paciencia de un padre explicarle sobre las limitaciones humanas, invitarle a reflexionar sobre ellas y a encontrar las propias de su ser limitado para corregirlas. Cada descubrimiento es anunciado por el mismísimo don Luis, quien con aspaviento público lo muestra desde el púlpito como ejemplo del bien ser.

La Corte Real está compuesta exclusivamente por hombres, todos llenos de los méritos que el mismísimo Vizconde ha repartido cual dones, es así que uno exhibe la paciencia, otro la bondad, otro el desprendimiento, otro la solidaridad, otro la empatía, otro la simpatía y uno más la conformidad.

Ser pequeño es un mérito de la Corte, por ello la mayor celebración se da cuando los jóvenes dejan de crecer, fecha en la que se los premia con un ramo de chuquiragua y unas gotas de néctar azul que la mujer del Vizconde prepara, mismo premio que se entrega al adulto que logra disminuir algunos centímetros ya sea por encorvar su espalda o su conciencia.

Lo más valorado en el reino es el conocimiento y su inmensa biblioteca es el mayor bien, en ella reposan libros y documentos traídos de todos los rincones del planeta por sabios, profetas y santos. Los libros se consideran comunales por lo que pueden ser consultados en cualquier momento por cualquier persona y en cualquier lugar, excepto en el sitio que se encuentra reservado para el Vizconde, un espacio adornado por una preciosa figura de Eniato o Ekeko, el dios de la abundancia, zona con varios estantes de selectos libros impresos sobre tan delicado papel que no puede ser visto por aquel marcado por la indolencia, la incapacidad o la intolerancia, en ellos, según los doctos cesionarios de tan preciados documentos, reposa el conocimiento universal y solo él, el pequeño Luis, ha sido capaz de leerlos.

Todo es tranquilo en Liliput o al menos lo era hasta el día en que la gente del pueblo mandó a colocar en el centro de la villa, justo enfrente de la entrada principal del Palacio, una placa con negras y gruesas letras en las que se lee: “Allí mora un pendejo”.
 

jueves, 21 de enero de 2021

Carta abierta al alcalde y concejales de Ambato

Señor Doctor Javier Altamirano / Alcalde de la Ciudad de Ambato

Señores: Ing. Diana Caiza, Ing. Sandra Caiza, Abg. María José López, Ing. Salome Marín, Dra. Anabel Pérez, Dra. Gladys Pérez, Srta. María de los Ángeles Llerena, Eco. John Tello, Ing. Robinson Loayza, Dr. Alex Balladares, Ing. Rumiñahui Lligalo, Lic. José Elías Moreta, Dr. Manuel Palate / Concejales de Ambato

Ambato, 22 de enero de 2021

Razón: Solicitud de Intervención en la calle Ismael Pérez Pazmiño

Estimadas señoras, estimados señores:

Hace un par de días se produjo un siniestro de tránsito en la esquina de la Avenida Manuelita Sáenz y Pasaje Velasteguí (continuación de la calle Ismael Pérez Pazmiño), cuando un camión que venía desde Guayaquil cargado de material eléctrico y luminarias para ser entregadas en Pelileo se estrelló, al quedarse sin frenos, contra la casa que habitamos junto a mis padres desde el año 1999. El vehículo quedó incrustado en una de las paredes de la sala que es a la vez comedor y cocina del departamento que ocupan mis padres, mientras que restos del vehículo junto a otros mayores de paredes, columnas, vidrios, ventanales y cubre ventanas volaban por todas partes hasta detenerse al golpear contra muebles o contra las paredes interiores de la habitación, en el momento en que mi madre, dentro de ese mismo espacio, terminaba de lavar los platos cuando eran las 3 y 15 de la tarde del martes 19 de enero.

Afuera quedaba ensangrentado un joven de aprox. 26 años de edad, atrapado entre los fierros retorcidos del vehículo que ahora aparentaba ser un puente entre la calle y el segundo piso de nuestra casa, tal y como se aprecia en periódicos, redes sociales y celulares de los curiosos que minutos después se agolpaban e invadían la casa. Los daños mayores se dieron exactamente detrás de donde algunos minutos antes nos encontrábamos, como todos los días, reunidos para almorzar en familia, ese día éramos siete en la mesa.

Los pedazos de las columnas y los ladrillos de las paredes, ya convertidos en proyectiles, rompieron adornos, cuadros y mesas, mientras, los vidrios desprendidos de las ventanas terminaron desgarrando las cortinas, el tapizado de las sillas y el de los sillones, por suerte no fue la piel de ninguno de nosotros. Mi madre salió ilesa pero profundamente afectada por el susto añadido al que le provoca la idea de contagiarse, lo que la ha mantenido casi sin salir desde el inicio de la pandemia.

El consuelo nuestro, de amigos y de familiares e incluso de los curiosos que se nos acercaron ese día es que solo se trató de daños materiales pues, con la bendición de Dios, dentro de la casa nadie fue herido y al joven conductor lo pudimos rescatar con ayuda de personal de la Agencia de Transito, Ministerio de Salud y Cuerpo de Bomberos, para luego de ser valorado y estabilizado comprobar con alivio que no tenía más que heridas leves, nada mayor que un gran susto pues la cabina del camión se comprimió completamente, dejando apenas un espacio pequeño precisamente donde se encontraba el conductor que, por suerte, viajaba solo.

Podrían Uds. señor Alcalde y señores concejales, sospechar que esta carta busca argumentar sobre lo que pudo pasar o responsabilizar a quien conducía el camión o denunciar la mala actuación de los agentes y personal de las instituciones de emergencia, pero no es este el caso, consideramos que quien manejaba el vehículo no tiene toda la responsabilidad sobre el incidente y damos fe de haber recibido una pronta y eficaz ayuda de las instituciones de emergencia, coordinadas adecuadamente por el SIS ECU 911, solo nos queda felicitar y agradecer, lo hacemos a través de ustedes y por medio de este documento.

Hoy, mientras planeaba el contenido de este escrito (jueves 21 de enero de 2021), vuelve a producirse un nuevo siniestro de tránsito en el mismo lugar, Av. Manuelita Sáenz y Pasaje Velasteguí, mismo contexto, un vehículo que venía desde Guayaquil a realizar el mantenimiento en un taller cercano a la cárcel en Ambato, al que el GPS le “dice por dónde bajar”, por una calle de pendiente pronunciada donde no existen señales de advertencia, para terminar incrustado en la parte trasera de nuestra vivienda y afectando de manera importante un condominio donde viven cuatro familias y que entre sus miembros tienen a menores de edad. Al conductor, uno de los dos únicos ocupantes del bus, no le fue como al del camión pues fue necesario trasladarlo al hospital con aparentes fracturas.

Desde el minuto mismo en que se produjo el primer incidente iniciamos la reconstrucción de nuestra propiedad y hemos colaborado con el chofer y el dueño del camión para que puedan recobrar su vehículo o lo que queda de él. Hemos pensado en reforzar los muros exteriores y en procurar la construcción de alguna barrera física que nos proteja de “accidentes” similares, pero, pregunto a ustedes: ¿cómo se detiene un bus de pasajeros o un camión cargado, sin frenos, bajando por una pendiente a toda la velocidad que el vehículo puede alcanzar?

Hemos hablado mucho con quienes nos han llamado a solidarizarse y confortarnos sobre lo que pudo haber pasado y la suerte que tenemos de estar ilesos y contarnos completos, pero eso está bien para hablarlo al interior de la familia o con los amigos, no para esta carta. El motivo real de esta comunicación es expresar lo que sí ha pasado en el sitio que habitamos y buscar de ustedes y de su administración una respuesta oportuna, adecuada y efectiva a este problema que es de todos, les explico: desde que fue pavimentada la calle Ismael Pérez Pazmiño, que conecta la Manuelita Sáenz con Santa Rosa se han producido varios siniestros de tránsito, la mayoría de ellos ni siquiera han requerido de la presencia de los Agentes de Tránsito porque no han involucrado más que a conductores y sus vehículos. Solo en los últimos meses han sido dos vehículos pequeños los que se han quedado sin frenos al bajar por esa vía, uno de ellos una camioneta con personas en el balde, incluso niños; el otro, un automóvil pequeño que quedó detenido por el parterre luego de cruzarlo. La camioneta cargada se detuvo luego de recorrer decenas de metros, ninguna persona salió herida, pero en conjunto significan al menos cuatro advertencias, las dos últimas muy graves. Videos de seguridad muestran como los conductores del camión y del bus antes de impactarse contra nuestras viviendas, maniobran para no chocar con vehículos particulares detenidos en la intersección, así la suerte evitó varias muertes de personas que ni siquiera sospechan que estuvieron a segundos de morir aplastados.

Es imprescindible señor alcalde y señores concejales, se disponga a quien corresponda, se realice un estudio rápido y se implementen acciones urgentes que eviten nuevos eventos que pongan en riesgo el patrimonio, la salud y la vida de los ambateños, las advertencias son claras y están dadas, ahora todos somos conscientes de lo que está por ocurrir si no se toman decisiones o no se ejecutan.

Solicitó, en mi nombre y el de mi familia, a nombre de mis padres y hermanos, se considere la ubicación de infraestructura física, como arcos de control de altura, para que solo se permita la circulación exclusiva de vehículos livianos, que se añada señalética que indique claramente el riesgo de siniestros mortales a quienes decidan transitar por esa calle, esto es, al inicio y durante la Pérez Pazmiño, que se evalúe qué tipo de reductores físicos de velocidad son pertinentes de colocar allí y que se los coloque inmediatamente, así como que se construyan barreras físicas en el parterre que separa las vías de la Manuelita Sáenz. Es importante también que se considere seriamente la posibilidad de que la vía mencionada sea unidireccional de subida y que se divida a la Pérez Pazmiño en dos vías (una alta y otra baja), sin salida o comunicación entre sí, para permitir el acceso de quienes habitan en el lugar a la vez de impedir la circulación de vehículos que vienen incluso de otras ciudades y que utilizan esa ruta a pesar de que no es la más conveniente para su viajes, solo porque les “dice” el GPS, como es el caso del camión y el bus que han destruido buena parte de nuestra vivienda y la de al menos cuatro familias vecinas.

Ruego a usted señor alcalde y a ustedes señoras y señores concejales, se acoja a la brevedad posible nuestra solicitud.

Jorge García Guerrero

A continuación algunas imágenes de los hechos


miércoles, 13 de enero de 2021

Escucho que hablan de la Fiesta, entonces patearé la pelota hacia la tribuna

En este blog he escrito varias veces sobre la Fiesta de la Fruta y de las Flores, he hablado de la añoranza que me causa, he contado de cuando fui parte de su organización, también, he criticado el comportamiento de ciudadanos, organizadores y autoridades durante los días de celebración. Hoy escribo para defenderla.

De no realizarse, como lo proponen varias voces, entre quienes hay personas cuyo criterio respeto y aun sabiendo que es imposible detenerla en fechas tan próximas, les recuerdo que no sería la primera vez que ocurra, en 1955 no se realizó por motivos económicos y políticos. Tampoco es la primera vez que la ciudad discute si debe hacerse o no debido a razones ajenas a la propia Fiesta pero que afectan fuertemente al País y a la Ciudad, pasó en 1995 cuando el Ecuador se encontraba en medio de un conflicto armado con el Perú, los criterios que se exponían entonces eran similares: que no había nada que festejar, que los fondos debían destinarlos a fines más apropiados. Lo que resultó en que la Fiesta se realice afectada por una desprolija organización y con poca presencia de turistas o visitantes.

Mi posición es que la Fiesta 2021 debe realizarse por las mismas razones por las que nació, más otras que son propias del momento que estamos viviendo como comunidad. En las primeras está la manera en la que los ambateños respondemos (o al menos creemos responder) a las desgracias que nos son comunes, levantándonos para trabajar, para producir y así avanzar con esfuerzo propio. En la segunda están, el no sabernos derrotados ni por la enfermedad ni por el miedo, el entender que se debe encontrar un equilibrio entre el cuidado sanitario y la generación de ingresos para los hogares afectados por varias pandemias y no solo por la del virus. En el ánimo y en lo económico la Fiesta ha cumplido y cumple un rol importante, por eso mi decisión de defenderla.

Ojo, no vayan a pensar que este post plantea romper con las recomendaciones de cuidado o promover un flujo de turistas o reuniones y fiestas que resulten en mayores contagios, como ya ocurrió en el desastre causado por el futbol (y otros) en Guayaquil, a mi jamás se me ocurriría tamaña barbaridad. Es que, a pesar de no conocer la manera en la que se encuentra organizada la celebración, supongo que los organizadores habrán tomado las precauciones que corresponden para enfrentar un momento que si bien es particular ya nos ha permitido aprender de varias experiencias dolorosas.

Son otros temas los que hay que colocar en la mesa al momento de discutir con seriedad sobre la celebración a la que llamamos Fiesta de la Fruta y de las Flores y sobre la visión que tenemos de ella a futuro. Entre los temas están, la fecha en la que se realiza y su coincidencia con mucha de la oferta turística del País, qué hacer con el espumante; con el consumo de alcohol y con la inseguridad; cómo debe ser la estructura encargada de la organización de la Fiesta (no será conveniente fundir el Comité Permanente con el área de cultura del Municipio); cómo devolver la celebración a la ciudad para que no sea un producto acartonado de la oficialidad; cómo provocar la innovación de sus programas patrimoniales; o, cuándo iniciamos de una vez por todas la construcción del teatro de la ciudad.

Entrada destacada

Resumen de la presentación del libro "Los Guerrero, Genealogía i Bitácora".

Ambato, viernes 22 de febrero de 2019 Teatro del Centro Cultural Eugenia Mera