Pensemos en lo siguiente: desde la mirada económica una
persona en edad de trabajar produce (o debería producir) una cantidad mayor de
bienes y servicios que los que consume, en cambio una persona que está en una edad
de menor productividad -niños y adultos mayores- consumirá una cantidad mayor de bienes o
servicios que los que estaría en capacidad de producir, incluso en determinados
momentos de su vida dependerá completamente de otras personas.
Igual comportamiento tiene un conjunto de personas (población) agrupados por esas edades. Revisemos el caso ecuatoriano y con solo mirar los datos que aporta el censo 2010 podemos encontrar rastros del inicio formal de un cambio demográfico marcado por el incremento de la población en edad productiva o edad de trabajar (15 a 64 años) hoy en el 62,2% del total (cercana a dos tercios) y motivado por el descenso de la tasa de fecundidad (6,0 en 1970; 3,1 en 2001 y 2,4 en 2010) e incremento en la esperanza de vida al nacer (75 años), y que se traduce en una disminución de la “carga” por dependencia infantil y de adulto mayor.
Igual comportamiento tiene un conjunto de personas (población) agrupados por esas edades. Revisemos el caso ecuatoriano y con solo mirar los datos que aporta el censo 2010 podemos encontrar rastros del inicio formal de un cambio demográfico marcado por el incremento de la población en edad productiva o edad de trabajar (15 a 64 años) hoy en el 62,2% del total (cercana a dos tercios) y motivado por el descenso de la tasa de fecundidad (6,0 en 1970; 3,1 en 2001 y 2,4 en 2010) e incremento en la esperanza de vida al nacer (75 años), y que se traduce en una disminución de la “carga” por dependencia infantil y de adulto mayor.
Si buscamos estimaciones de la CEPAL tendremos que este proceso,
para el Ecuador, esta marcado por los años 2008, 2025 y 2048; así: entre 2008 y
2025 el País da inicio a lo que se conoce como “bono demográfico” o “ventana de
oportunidad demográfica”, mientras que entre 2025 y 2048 entrará una etapa madura del bono para pasar luego a un
consecuente incremento de la proporción de población dependiente (por
envejecimiento del conjunto de personas hoy jóvenes o adultas).
Ahora bien, a pesar de denominarse “Bono” esta etapa plantea al país y al tomador
de decisiones (insisto: público y privado) más retos que oportunidades, lo
explico:
En la primera etapa ( Aprox. 2008 a 2025) el
país debería pensar en: a) inversión en educación y capacitación para el empleo/emprendimiento
(la tasa de asistencia al bachillerato ha subido de 26,9% en 2001 a 53,9% en
2010 y debe mejorar al igual que en calidad); b) inversión y fomento de
empresas de alto valor agregado para con ello motivar un ciclo
ingreso-ahorro-inversión (del individuo-familia-estado); c) incentivo de
oportunidades laborales para una creciente población joven (y si hacemos bien
la tarea a. también sera educada y altamente calificada); d) generar un ambiente
económico y social estable; y e) construir un modelo solido de seguridad social
que incluya ahorro-inversión (pública y privada).
En la segunda etapa (Aprox. de 2025 a 2048) el
reto será a) establecer, potenciar y mejorar mecanismos que financien a futuro
(vía inversión) el consumo de las personas en edades menos productivas (el número
de adultos mayores tendrá una creciente participación frente
al total de la población), acá hay que incluir lo necesario para el apoyo
estatal de personas en condiciones desfavorables; b) fortalecer el modelo de seguridad social
(público y privado), y c) construir modelos de fomento y apoyo de la calidad de
vida para una población creciente de adultos mayores que serán miembros de
hogares y familias cada vez más pequeñas (repensar las redes sociales que
habita el adulto mayor y que eventualmente podrían remplazar a la familia).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tú opinión me ayuda a mejorar, déjame un comentario.