Desde los Huachis, Quisapincha, el
Pisque y Terremoto, por Miraflores, Ficoa, Atocha y Bellavista llegan los
pregoneros anticipándose a las jorgas, al plato típico del Español con su feria
del lunes (comisario y “chapa” municipal incluidos), a los bailes en la Merced,
las Acacias y la Escuela Eduardo Mera, a la música del profe Toro Lema, a la
orquesta de Luis Anibal Vargas, los Príncipes, los Titos, Don Medardo, Karibe, los
Ovnis y los 5 Ases. La noticia llega antes del primer turista, antecede a las
exposiciones en el Liceo Cevallos, al Carnaval Ambateño en el Ambato, al grupo
más alegre, la pirámide más alta y a la bomba más grande. Antes del pregón solo
estuvo el Loco con su cigarrillo en la mano, arrimado sobre la pared frente a
la tienda de Doña Ameriquita, detenido entre hilachas de humo, entre la neblina
¡Ya viene la fiesta!
Las casas y la moral no están
repuestas, tampoco han abierto el Big Boy ni la Choco y no hay sánduches donde
el Soria; faltan los tintos en el Lucerna, la tertulia en el Metro y los
ponches en el Suizo; los transeúntes no se detienen frente a los frascos de dulces en
la Real Confitería y la navidad no ha llegado donde los cuñados Guerrero; tampoco en el mercado están los motes ni la Ñata, ni el hornado, ni los jugos. Aún las tortillas con chorizo no se han convertido en llapingachos, ni han soñado de un golpe al "ministro" en el Club Tungurahua ¡ole!. Solo estuvo el Mudo con su
overol de pechera, su cabello nieve y su barba blanca ¡Va caminando por la
Bolívar!
Aún el Viernes Santo no ha
querido cegar al tercer Juan, ni el olvido se ha llevado a la María Bonita, ni llegaron
los long play de Favio donde el Saeteros, ni se enfrío el agua en los baños calientes
de doña Eudoxia; es que aún no hemos mutilado el monumento del Zambo ni robado
su pluma; es que los niños tardarán un poco en tomarse el Salón de la Ciudad. Hasta, habrá
que esperar tres años más para reflejar nuestra mojigatería en las cúpulas de
la tercera iglesia matriz que construiremos para colgar en ella enseñas de
crisantemo, manzana y trigo que serán hechas del pan de seis y con el pan de las
cinco de la tarde, para que cuenten que nos
levantamos y así agradecer a la tierra por ser fértil. Serán melancolía
para añorar las despedidas, alegría para conmemorar danzando y canción para que ¡Dios nos proteja y nos cuide!
Hace días ahuyentaron a las
caravanas, tormento de patricios, burócratas y beatas; esfumaron las precarias
carpas de los damnificados, despidieron el tren con sus vagones, desaparecieron
las colas para subir al bus, desterraron la ciudad limpia para pintar su rostro
en toda pared libre por Santa Rosa, se llevaron la leche Klim y la ropa de caritas, traspapelaron
(entre notables y eclesiales) las refrigeradoras donadas, se adueñaron del
“tierrita linda” para amenizar pasacalles, multas de tránsito y macetones; desarmaron el hospital de la Manuelita para venderlo tres veces. Solo quedará el Paco con su puesto de caramelos, sentado y tejiendo en la
puerta de entrada al Teatro Sucre. Ya pasará el seísmo, la
convulsión y volverán las caravanas ¡Viva Sancho! ¡Abajo la Junta!
Del terremoto nos quedará la tristeza
con la que despedimos a los niños de la Catedral, el susto que se repite cada
dos de la tarde y la urgencia por recuperar el día a día de nuestra pequeña
ciudad que intentará despertar altiva cada mañana. Los escombros serán
retirados, los muertos enterrados, el Palacio de Gobierno reconstruido para
instalar allí la primera exposición industrial con su pila luminosa de Fructi
Soda y el stand de fotografías de la provincia. Las capeas se colocarán en el
Ingahurco anterior a las casas del viejo José María, las calles se llenarán para la Ronda Nocturnal y, a la hora ambateña, cuando venga el desfile, veremos pasar al
Diablo y su cachiporra; luego a la Banda Municipal, los payasos invertidos, las
panaderas y los niños montados; detrás a las danzantes Salasaca, al burro de
capulí y al tren de mandarinas llevando a la reina de Patate; vendrán los trompos, los jambatos y las flores
gigantes; en plataformas traerán al carrusel hecho con flores, al horno de pan,
a la Catedral de galletas el Cóndor y a los elefantes de corteza de árbol. Después
vendrá una mujer de blanco, plata y rostro de colorete, con su cinta, su corona y
una banderita roja y verde que agitará mientras baila ¡Mientras bailamos!
Hasta el 25 de febrero disfrutaremos
de una carrera de automóviles, otra de caballos y de las corridas de toros con
las que nació la fiesta, iremos al baile en honor al Galo y la Rosario,
de frac y pagando ciento ochenta sucres los caballeros y setenta las damas. Hasta
el negro Pirulí, inventor de la Guatita, ha llegado desde Guayaquil (sesenta y
más años después volverá desde Caracas, la Habana o Bogotá), anda
promocionando su Café Pirulí ¡Caldo de gallina! ¡Seco de chivo! ¡Encebollado!
Mañana llega el Señor Presidente
de la República, pero hoy, sin demora, en medio de la expectación de la
ciudadanía ecuatoriana y de la emoción y alegría del pueblo ambateño ¡Queda
inaugurada en nuestra ciudad la primera Fiesta de la Fruta!
Es sábado y es diecisiete este
día de febrero de 1951.
…
Como pie de esta entrada quiero
compartir con ustedes la frase que la primera reina de la fiesta, Maruja Cobo, acompañada
por su hermano Jorge Humberto, daría a modo de premonición a un periodista del
diario La Crónica en su casa de Miraflores, “considero que tiene que ser una
fiesta trascendental, la que deberá tener mucho éxito, pues en ella tendremos
que hacer conocer a todo el Ecuador el espíritu decidido de los que componemos
Ambato, será la gran oportunidad para que con nuestro propio esfuerzo
traduzcamos al resto de ciudades nuestra gratitud por la ayuda que recibimos en
los momentos dolorosos del terremoto”.
que hermosa historia...en todas las instituciones educativas deberían enseñar...
ResponderEliminarMuchas gracias por dejar su comentario, estoy muy complacido de que la historia le haya gustado.
EliminarLa FFF siempre ha sido parte de nuestra identidad post terremoto, esperemos que se la pueda evolucionar, engrandecer culturalmente, convertirla en en algo que dure todo el año no solo cuatro días, que atraiga cultura, teatro, música, como en Viena o Roma Buenos Aires. somo chiquitos, pero así nacen los grandes. Saludos Jorge, buen post
ResponderEliminarGracias Tacho, por comentar y compartir. ¡Ya viene la ronda, ya se oyen los sones, del coro nocturno de nuestra ciudad!
EliminarSu relato es maravilloso.,Me saco una lagrima desde lo profundo del corazón.
ResponderEliminarPerdón por la lágrima a menos que haya sido de nostalgia o de felicidad. Gracias por comentar.
EliminarVerdaderamente un despertar de memorias propias y ancestrales. Que hermosa mi tierra. Añorando regresar. Excelente relato
ResponderEliminarMayra, siempre hay formas de volver, una de ellas es a través de la memoria, con los recuerdos. Gracias por comentar esta entrada. ¡Vuelva!
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