miércoles, 18 de julio de 2018

El Empleo en el Ecuador, Cuatro Novedades y Una Alerta


Las recientes cifras que dan cuentan del estado del mercado laboral en el país, INEC – ENEMDU, nos traen varias novedades: la primera es la estabilidad que mantienen las tasas de desempleo, subempleo y empleo adecuado, donde no se encuentran diferencias significativas entre los datos correspondientes a los meses de junio 2017 y 2018, por lo que es correcto considerar que son valores similares y que no se han producido incrementos. Esta estabilidad, que en principio parecería una buena noticia, en realidad, nos indica que aún esperamos las condiciones que impulsen la generación de empleo adecuado, pues apenas el 38.9 % de la Población Económicamente Activa (PEA) tiene empleo adecuado en el Ecuador, porcentaje que representa que solo cerca de 4 de cada 10 personas empleadas, o que están dispuestas a trabajar, logran acceder a un trabajo con buenas condiciones laborales, o a uno que al menos cubra las mínimas legales.
Algunos expertos y analistas, criterio con el que coincido, dan poca relevancia a la cifra de desempleo (4.1 %), y sugieren considerar como importantes aquellas categorías contenidas dentro del empleo inadecuado, pues éstas nos acercan a comprender, no solo la cantidad sino la calidad de los puestos de trabajo. Entre ellas están el subempleo (19.4 %) y el otro empleo inadecuado que sí creció en 2.2 puntos entre junio de 2017 y 2018, sugiriendo un deterioro en la calidad y en el número de desalentados por buscar un nuevo y mejor trabajo.
Al análisis hay que añadir, evidentemente, al empleo adecuado del que hablé en un párrafo anterior y preguntarse si las propuestas que impulsan la flexibilización laboral (tipos de contrato, por ejemplo) terminarán afectando las condiciones de las personas empleadas y la calidad de vida de sus hogares, situación no deseada, aunque la medida aporte a mejorar los rendimientos de algunas empresas.
Otro dato relevante, segunda novedad, viene expresado por esa incómoda estabilidad en la cobertura de afiliación a la seguridad social, donde 6 de cada 10 personas ocupadas no se encuentran afiliados a ningún seguro, preocupante en una población como la ecuatoriana que, aun siendo joven, se encuentra en proceso de envejecimiento. Como dato, de las 4 personas con afiliación, 3 lo están al IESS – Seguro General.
La tercera novedad aparece en el empleo en el sector informal, aquel que se genera en establecimientos que no tienen RUC ni RISE. El dato de informalidad alcanzo el 47.5 %, es decir 2.5 puntos más que en junio del año anterior, manteniendo la tendencia al alza que se observa desde diciembre de 2014 cuando tuvo su pico más bajo.
Quizás el apunte más significativo, cuarta novedad, sea la reducción en el volumen del empleo pleno y en el total de la población con empleo (161.000 y 132.000 personas respectivamente), importante caída que se esconde en la reducción de la participación (bruta y global) y para la que se requiere buscar una explicación. ¿Por qué hay menos ecuatorianos presionando el mercado laboral?
La alerta, Quito podría ser termómetro de lo que observaremos con las cifras a diciembre 2018, allí aparece una disminución en el empleo adecuado en 4 puntos y el crecimiento significativo de la pobreza y extrema pobreza por ingresos en 5 y 2.7 puntos respectivamente. Si consideramos la relación que existe entre pobreza e ingresos laborales, habrá que estudiar si este deterioro está afectado por el despido de funcionarios públicos y, si fuere el caso, en qué medida. En el país, y en tan solo un año (junio 2017 – junio 2018), se perdieron cerca de 73.000 puestos de trabajo en el sector público.
Pero, qué pasa en Ambato
Ambato mantiene estable el empleo adecuado y muestra una disminución significativa de 3.7 puntos en el subempleo, que ahora llega a 13.2 %; buena noticia a pesar de que aún no regresa a los niveles de 2012, año en que presentó sus cifras más bajas (6.8 %); esto ocurre mientras que el otro empleo inadecuado, que corresponde a personas ocupadas, con ingresos inferiores al salario mínimo y/o que trabajan menos de la jornada legal y no tienen ni deseo ni disponibilidad de trabajar horas adicionales (desalentados), se incrementó al pasar de 17.4% a 20.4%.
la ocupación en el sector informal alcanzó el 20.4 %, cifra menor que la nacional urbana (36%) y que el dato nacional (47.5%).

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