miércoles, 13 de enero de 2021

Escucho que hablan de la Fiesta, entonces patearé la pelota hacia la tribuna

En este blog he escrito varias veces sobre la Fiesta de la Fruta y de las Flores, he hablado de la añoranza que me causa, he contado de cuando fui parte de su organización, también, he criticado el comportamiento de ciudadanos, organizadores y autoridades durante los días de celebración. Hoy escribo para defenderla.

De no realizarse, como lo proponen varias voces, entre quienes hay personas cuyo criterio respeto y aun sabiendo que es imposible detenerla en fechas tan próximas, les recuerdo que no sería la primera vez que ocurra, en 1955 no se realizó por motivos económicos y políticos. Tampoco es la primera vez que la ciudad discute si debe hacerse o no debido a razones ajenas a la propia Fiesta pero que afectan fuertemente al País y a la Ciudad, pasó en 1995 cuando el Ecuador se encontraba en medio de un conflicto armado con el Perú, los criterios que se exponían entonces eran similares: que no había nada que festejar, que los fondos debían destinarlos a fines más apropiados. Lo que resultó en que la Fiesta se realice afectada por una desprolija organización y con poca presencia de turistas o visitantes.

Mi posición es que la Fiesta 2021 debe realizarse por las mismas razones por las que nació, más otras que son propias del momento que estamos viviendo como comunidad. En las primeras está la manera en la que los ambateños respondemos (o al menos creemos responder) a las desgracias que nos son comunes, levantándonos para trabajar, para producir y así avanzar con esfuerzo propio. En la segunda están, el no sabernos derrotados ni por la enfermedad ni por el miedo, el entender que se debe encontrar un equilibrio entre el cuidado sanitario y la generación de ingresos para los hogares afectados por varias pandemias y no solo por la del virus. En el ánimo y en lo económico la Fiesta ha cumplido y cumple un rol importante, por eso mi decisión de defenderla.

Ojo, no vayan a pensar que este post plantea romper con las recomendaciones de cuidado o promover un flujo de turistas o reuniones y fiestas que resulten en mayores contagios, como ya ocurrió en el desastre causado por el futbol (y otros) en Guayaquil, a mi jamás se me ocurriría tamaña barbaridad. Es que, a pesar de no conocer la manera en la que se encuentra organizada la celebración, supongo que los organizadores habrán tomado las precauciones que corresponden para enfrentar un momento que si bien es particular ya nos ha permitido aprender de varias experiencias dolorosas.

Son otros temas los que hay que colocar en la mesa al momento de discutir con seriedad sobre la celebración a la que llamamos Fiesta de la Fruta y de las Flores y sobre la visión que tenemos de ella a futuro. Entre los temas están, la fecha en la que se realiza y su coincidencia con mucha de la oferta turística del País, qué hacer con el espumante; con el consumo de alcohol y con la inseguridad; cómo debe ser la estructura encargada de la organización de la Fiesta (no será conveniente fundir el Comité Permanente con el área de cultura del Municipio); cómo devolver la celebración a la ciudad para que no sea un producto acartonado de la oficialidad; cómo provocar la innovación de sus programas patrimoniales; o, cuándo iniciamos de una vez por todas la construcción del teatro de la ciudad.

1 comentario:

  1. Gracias amigo por tu aporte, son varios puntos de vista que inquietan a la población, olvidando en sí el origen y propósito del tema principal. El surgir a pesar de....

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