Como Ambateño me gusta hablar de mi ciudad, de su historia, su trabajo, sus espacios, también sobre su gente. Por lo general hablo de cómo la imagino, pero, en ocasiones me gusta criticarla.
Ya tendré la posibilidad de incluir, de tanto en tanto, en este descuidado cuaderno de apuntes, algunas impresiones adicionales sobre cómo ha cambiado la ciudad y sobre cómo yo cambie con ella, de sus múltiples caras, sus rincones, sus frutales y flores (que ya no están), de su fiesta mayor con sus personajes olvidados, del terremoto de agosto, de la feria del lunes, de los 4 y hasta 5 Juanes y de cómo salir de ellos, del viejo Colegio Bolívar (así, con su nombre antiguo), de "Los Tungurahua" con sus mil anécdotas. En fin, ya veré que se me va ocurriendo.
Ah, la fotografía es mía, no solo porque yo la tome, también porque así siento la ciudad, cálida, iluminada, altiva, viva y porque la cúpula de la catedral está ligada en forma anónima a la historia de mi familia y estas, ciudad y familia, han determinado lo que soy.
felicitaciones, mi historia tambien se ha visto ligada a este bello espacio de mi Ecuador
ResponderEliminarGracias por comentar este espacio y compartir este sentimiento de cariño por nuestra calida y emprendedora ciudad.
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